Los cuidadores deben colaborar permanentemente con el personal del establecimiento acatando las indicaciones y órdenes de los jefes de los cementerios, capataces y demás empleados o funcionarios.
Deberán observar buena conducta con el público y con el personal del cementerio.
Cualquier entredicho que se suscite deberán someterlo al jefe de la necrópolis.