Cada taller tendrá un jefe o encargado que asumirá la responsabilidad y el contralor de las operaciones; quedando diariamente a su cargo disponer la limpieza general del taller al terminar el trabajo y el alejamiento de los residuos de la fabricación, a fin de que su amontonamiento no llegue a constituir un peligro.
No se permitirá, sin embargo, el desagüe fuera de la fábrica de ácidos no neutralizados ni de sustancias conteniendo materias explosivas. Estas últimas deben ser destruidas y los ácidos residuales podrán ser convertidos en abonos en un taller anexo a la fábrica.
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